La extrema-derecha (VOX) encuentra en los últimos tiempos un terreno cada vez más amplio en el que sembrar su discurso de odio ultranacionalista, racista, machista y clasista. Frente a este crecimiento, algunos sectores de la izquierda burgalesa se limitan a plantear la táctica del, cito textualmente, "no darles más protagonismo". Hablamos de una organización que colabora habitualmente con partidos y movimientos ultranacionalistas y neo-fascistas en toda Europa y que promueve, aquí en España, la derogación de la Ley de Violencia de Género y la ilegalización de opciones políticas enteras solo para empezar.
Esta semana, en una cafetería, durante la tertulia política de un canal generalista, escuché hasta 15 veces la palabra VOX en 3 minutos (sic). Es innegable el papel decisivo de los medios de comunicación del sistema en el blanqueamiento de la extrema-derecha. Ahora bien, en este contexto, proponer como todo plan de acción, obviar sus actos y actividades ("no darles más protagonismo") no sólo es irresponsable política, y hasta éticamente, sino que es imposible y por lo tanto inútil, porque el protagonismo ya lo tienen y su discurso de odio sigue extendiéndose.
Tenemos que organizarnos del MODO MÁS UNITARIO posible y hacer una intensa labor de pedagogía política, barrio por barrio, para desenmascarar a VOX y desmontar su programa: ultranacionalista, racista, machista y anti-social (antiobrero y neo-liberal). Punto por punto.
Pero es INDISPENSABLE, a su vez, disputar y confrontar, también del modo más unitario posible, a VOX en TODOS LOS ESPACIOS. Absolutamente EN TODOS.
La "táctica del avestruz" por la que apuestan algunos sectores de la izquierda burgalesa ha demostrado históricamente y de un modo trágico su ineficacia.
Estamos a tiempo de ponernos a trabajar seriamente en ello. Hay mucho en juego.
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