"Chalecos amarillos y transición ecológica: contrapropuesta de izquierda al 'ecologismo' neoliberal'

Sobre el movimiento de gilets jaunes (chalecos amarillos) en Francia, en lucha desde el sábado pasado contra la hipócrita y clasista política fiscal de Macron, que pretende cargar sus supuestas medidas de transición ecológica sobre los hombros de los sectores populares, mientras altas fortunas y multinacionales continúan riéndose del esfuerzo de la clase trabajadora a través del fraude y la ingeniería fiscales.

Transición ecológica: las contrapropuestas de 8 organizaciones de izquierda

A dos días de la gran movilización anunciada por el movimiento de los “chalecos amarillos”. Ocho organizaciones políticas de izquierda y ecologistas acusan al gobierno de ser el responsable de la “cólera masiva” generada por la subida del precio de los carburantes.

En una declaración conjunta firmada, entre otros, por el NPA o el PCF, denuncian como el gobierno “pro-ricos” de Macron y su escandalosa política de injusticia fiscal, diseñada a la medida de las grandes fortunas y financiada por los sectores populares a través de sucesivas políticas de recortes, es responsable de la indignación popular contra el IVA y la nueva tasa a los carburantes, pues son impuestos que penalizan fundamentalmente a aquellos sectores de la clase trabajadora, las paradas y la juventud que, al vivir en zonas alejadas del centro de las ciudades, se ven obligadas a utilizar el coche para desplazarse ante la inexistencia de un plan alternativo de promoción de la utilización del transporte público colectivo.


Estas ocho organizaciones hacen un llamamiento a revertir esta política ecológica para ricos e iniciar una verdadera transición ecológica sobre la base de la justicia social.

Seis propuestas alternativas:

1. Aumentar los salarios, pensiones, prestaciones por desempleo, rentas básicas y luchar contra la evasión e ingeniería fiscales.

2. Gravar sobre todo a las compañías petrolíferas y a las grandes empresas de transporte terrestre y aéreo, a las adjudicatarias de la gestión privada de autopistas y fundamentalmente a la multinacional petroquímica Total, cuyos beneficios en 2017 han aumentado un 39%, y que se enriquece sobre los hombros de los conductores.

3. Gravar el keroseno (¡Que no está gravado en absoluto!) para impedir que el avión, altamente contaminante, compita con el tren. Suprimir la escandalosa exoneración impositiva del transporte por carretera a fin de desarrollar el transporte ferroviario. Emplear la mayoría de los recursos de obtenidos a través de la tasa sobre los carburantes para el desarrollo de transportes y fuentes de energía ecológicas, con control democrático.

4. Detener los cierres de las pequeñas vías ferroviarias, que transforman las zonas rurales en desiertos. Invertir masivamente en el transporte público colectivo de calidad y accesible a todas y todos.

5. Bajar ostensiblemente el IVA para todos los productos de primera necesidad.

6. Obligar a los constructores a fabricar vehículos ecológicos y seguros; prohibir la producción e importación de vehículos diesel.