El pasado 4 de enero tuvimos en el Colectivo Anticapitalista un debate político para crear una linea común acerca de la cuestión nacional y el proceso catalán. Dado que no tenemos órganos territoriales superiores que marquen la línea política de la organización con cada suceso de la actualidad, hemos visto la importancia de estos debates con los que trazamos ese acervo común entre las y los militantes burgaleses y trabajamos nuestros puntos de encuentro. Estos debates se repetirán con otros temas.
Aquí presentamos algunas de las CONCLUSIONES de este debate:
- La nación y el Estado son productos directos del desarrollo
capitalista. El fundamento de los Estados-Nación es el desarrollo de
un mercado unificado y securizado para la acumulación capitalista
sobre la base de una comunidad de cultura, lengua e historia devenida
a tal efecto hegemónica, es decir, que en el proceso se impone al
resto de comunidades de un territorio dado.
- La lucha de las naciones oprimidas es una de las dimensiones de
transformación democrática de un proyecto revolucionario socialista
y, por lo tanto, está íntimamente ligada a la lucha de la izquierda
anticapitalista.
- La clase trabajadora organizada y las organizaciones de la izquierda
revolucionaria no pueden desentenderse de la cuestión nacional
catalana so pretexto de un burdo internacionalismo. Enemigas de toda
opresión, incurrirían en el mejor de los casos en una dejación de
su función emancipadora y, en el peor, en colaboración con el
dominio de las clases explotadoras de la nación dominante.
- Nos
parece evidente que el proceso que se vive en Catalunya ha levantado
tanta fiereza y represión por parte del Gobierno, el PSOE, Cs, la
monarquía y la burguesía, precisamente porque, con todas sus
limitaciones, planteaba una enmienda a la totalidad del proyecto que
surgió de la dictadura, y una revisión de los pilares básicos que
sostienen al actual status quo. Así, el proceso constituyente que
los sectores democráticos catalanes planteaban lanzar, sería una
puerta abierta por donde entraría en cuestionamiento el
bipartidismo, la apropiación de riqueza y la defensa de los derechos
de la mayoría,etc. Atajar algo así fue prioritario pues y merecedor
de la mayor rotundidad, como ha ocurrido.
- Oponer al ‘derecho a decidir’ del pueblo catalán, un abstracto
‘derecho a decidirlo todo’ es evadir la cuestión y prolongar
sine die la opresión nacional de Catalunya.
- Lxs revolucionarixs del Estado Español que niegan el derecho de
autodeterminación de Catalunya, sostienen en la práctica la
opresión de ésta por el Estado-nación al que pertenecen. Creemos,
como planteaba Lenin, que el modo en qué una nación trata a
aquellas otras (sin estado propio) que contiene, es un buen
termómetro acerca de la salud democrática de la primera, y en esto
el estado español revela fiebre alta...
- Lxs trabajadorxs de la nación dominante que no son conscientes de su
papel en la opresión nacional y combaten por acción u omisión
movimientos de emancipación nacional como el catalán, lo son porque
su identidad nacional no ha sido sometida, problematizada ni puesta
en cuestión, es decir, constituye en su conciencia un “va de suyo”
hegemónico y hegemonizante de la ideología y territorio del
Estado-nación dado. Es preciso ilustrar también ese aspecto de la
conciencia de clase desde la pedagogía revolucionaria.
- La clase trabajadora organizada y las organizaciones de la izquierda
revolucionaria han de reconocer y sostener SÓLO lo que de
emancipador hay en estos procesos de liberación nacional, luchando
siempre contra las exigencias de ‘lealtad’ de los sectores
nacionalistas reaccionarios de la nación oprimida y por empujar y
orientar el proceso hacia posiciones superadoras y anticapitalistas.
- Este reconocimiento, por tanto, no puede convertirse en una apología
del nacionalismo y se ha de combatir en todo momento el etnocentrismo
y la ideología liberal de las élites nacionalistas de la nación
oprimida.
- El sostenimiento de los movimientos de emancipación nacional,
incluido el catalán, encuentra dos justificaciones dentro la
perspectiva estratégica de la izquierda revolucionaria: 1)
democrática, su carácter de “otra dimensión de transformación
democrática más” dentro de la lucha contra toda opresión; y 2)
instrumental, abre una grieta en la soberanía del Estado-nación y
con ella un contexto de oportunidad para el trabajo de lxs
revolucionarixs.
-
La crítica acerca de qué sectores dirigen el proceso catalán sirve
en algunos casos a organizaciones de izquierda como excusa para no
sumarse al mismo. Entendemos que solo si los sectores rupturistas nos
lanzamos a luchar, el proceso avanzará haciendo primar los derechos
sociales; si en cambio nos abstenemos o, como hemos visto en algunos
lamentables casos, sumamos nuestras voces a la defensa del status
quo, dejaremos vendidos a aquellos sectores populares que están
disputando el terreno al Régimen del 78 y sus instituciones y
permitiremos que sea la derecha nacionalista la que reparta las
cartas.
- Ni el capitalismo ni los modelos burocratizados de socialismo pueden
resolver el problema de las naciones oprimidas, como no pueden dar
solución radical y duradera a ninguno de los aspectos inherentes a
la democratización política, social, cultural, ecológica,
económica y de género que requerirían modelos de sociedad libres
de toda opresión. Modelos de sociedad basados en la opresión no
pueden resolver un problema de libertad como es el de las naciones
oprimidas. La cuestión nacional no puede ser resuelta más que desde
la radicalidad democrática de un proyecto de transformación
revolucionaria de la sociedad.
- El derecho de autodeterminación es el derecho de toda nación a
separarse de otra y conformar un Estado nacional independiente. El
derecho de autodeterminación es el reconocimiento de una nación sin
estado como sujeto político soberano, con capacidad y derecho para
darse a sí misma, desde ese reconocimiento, SU propio modelo de
sociedad y SU estatus de relación con el resto de sujetos políticos
nacionales, incluida la nación dominante.
-
Esta conceptualización del derecho de autodeterminación se opone a
un tipo de interpretación autonomista o federalista de la
autodeterminación de las naciones oprimidas, que contempla una
autonomía política, cultural y económica, pero niega el derecho a
la separación efectiva. También se opone a la fórmula legalista o
del acuerdo promovida por la izquierda reformista para resolver la
cuestión nacional catalana, pues no resuelve nada. ¿En qué queda
el derecho de autodeterminación si el acuerdo no se logra? Además,
todo acuerdo que no sea el fruto de una relación de igual a igual
entre Catalunya y el Estado Español, será siempre graciable,
otorgado, no un resultado del reconocimiento de su derecho de
autodeterminación. Primero, reconocimiento del derecho de
autodeterminación; y sólo después, de igual a igual y partiendo de
ese reconocimiento: decisión (y negociación según el mandato
democrático de la mayoría de la clase trabajadora catalana) sobre
el estatuto de relación que se desea mantener con el Estado Español.
- Desde el Colectivo Anticapitalista de Burgos defendemos, en
consecuencia, el derecho de autodeterminación nacional de Catalunya
(y del resto de naciones oprimidas) como una dimensión más del
proyecto revolucionario, y la independencia de Catalunya, en este
contexto, como el arma más eficaz para romper con el Régimen del 78
y abrir un proceso constituyente desde abajo, donde el reto para el
trabajo de la izquierda anticapitalista será el de ser capaz de
empujarlo y orientarlo hacia sus propias propuestas.
Excelente reflexión la vuestra.
ResponderEliminarLo que ahora creo que nos hace falta es ver posibilidades de compactar la red de plataformas territoriales por el Derecho a Decidir y hacer visible que esa red crece, toma iniciativas y ejerce tareas de apoyo mutuo.
Y cuanto antes se pongan en marcha esas labores, mejor que mejor porque a cada "calentón" de conciencia y radicalidad sigue un peligroso período de apatía y deglución literaria- pero sin consecuencias políticas.