Comunicado
del Colectivo Anticapitalista de Burgos
La
aprobación de la Constitución del 78 puso guinda final oficial al
denominado proceso de Transición a la democracia. Gracias a esa
“modélica” Transición, ningún responsable político, policial,
judicial o militar de la dictadura que durante cuarenta años había
oprimido al pueblo español fue sometido a juicio, destitución ni
sanción alguna. Muy al contrario, se integraron plácidamente en la
estructura de la nueva y ejemplar democracia española.
Lo
cierto es que la Transición, la Constitución y el Régimen del 78
nacientes se conformaron partiendo de una radical asimetría de
fuerzas en favor de los herederos sociológicos, políticos y
económicos del franquismo. El ejército y las fuerzas represivas del
Estado impusieron los límites a las aspiraciones de ruptura
democrática, social y nacional de la clase trabajadora. La baraja de
la transición a la democracia venía con las cartas marcadas y sobre
estas bases antidemocráticas se forjaron las reglas del juego. Hasta
hoy. No lo olvidemos.
Reivindicar
la Constitución del 78, en el actual contexto de opresión de clase
y nacional (art. 135, 155, Ley Mordaza, suspensión de ILPs y leyes
antidesahucios y más) por ella amparado, supone hacerle el caldo
gordo al desvergonzado cinismo de quienes se apoyan en la
Constitución para perpetuar sus privilegios sobre los derechos de
toda la población trabajadora.
Necesitamos
revisar ese extendido relato de una Transición modélica y décadas
de “perfecta” democracia que esconde una realidad atroz: que esa
Constitución pactada con los restos del franquismo ha servido y
sirve para mantener en el poder a la monarquía impuesta, para negar
la pluralidad política, los derechos de las naciones sin estado,
encorsetar los derechos civiles, priorizar el pago de la “deuda”
al pago de los servicios sociales básicos (art. 135 gracias al PSOE
que lo perpetró junto al PP), prioriza los derechos de los ricos
frentes a las necesidades de la mayoría social y un largo etcétera.
La
Constitución española es papel mojado; se usa para quitar la
autonomía a una nación que quiere decidir sobre su futuro pero no
para garantizar el derecho a la vivienda, al trabajo o a una vida
digna. Se modifica en verano y casi a escondidas entre el PP y el
PSOE para beneficiar a la banca pero jamás para asegurar los
derechos a la vivienda, al empleo o a los derechos civiles. Se
glorifica un artículo pero jamás aquellos que hablan de derechos
básicos. No nos vale su Constitución; las trabajadoras y los
trabajadores, personas paradas, estudiantes, pensionistas... vemos
encorsetados nuestros derechos dentro de sus estrechos e hipócritas
límites.
En
el Día de la Constitución, desde el Colectivo Anticapitalista de
Burgos llamamos un día mas a la rebeldía, a la autoorganización y
a la solidaridad contra quienes pretenden usar ese libro para
mantener su yugo sobre la mayoría de la población.
¡ROMPAMOS
EL CORSÉ DEL 78!
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